Este clarinete llegó a mi muy trabajado y estropeado, con la tripa de las zapatillas cuarteada o incluso rota completamente, los ejes atascados por falta de lubricación, y el cuerpo con evidentes síntomas de sequedad y desgaste.
Afortunadamente, ha llegado al taller para ser rescatado.
Después de una limpieza completa del instrumento, ajuste y engrase del mecanismo, tratamiento hidratante del cuerpo, zapatillas nuevas, tensión en los muelle y corchos de espiga nuevos, el instrumento está listo para seguir dando (y recibiendo) guerra.
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